La Calle de las Zapaterías en Saltillo
Por Ariel Gutiérrez Cabello
En otros tiempos, a la singular calle de Ocampo se le conoció con otros nombres. Antes de la construcción de la penitenciaria sobre la calle Castelar se le llamó Callejón de la Cárcel, por encontrarse ahí la prisión anexa, por la parte norte, al Palacio de Gobierno.
Por su ubicación dentro del primer cuadro de la ciudad, la calle Ocampo ha tenido una fuerte vocación comercial. Antes de finalizar el siglo 19 era conocida como calle de las zapaterías. Uno de los muchos comerciantes zapateros ahí establecidos fue don Porfirio Valdés. Se debe a este empresario la fabricación del afamado zapatón saltillense, resistente botín de cuero, manufacturado enteramente en la ciudad. Habrá que agregar que dicho producto era más artesanal que industrial, y que por mucho tiempo encontró una amplia aceptación en un sinnúmero de ciudades de la República.
Ya en el siglo 20 por la acera estuvo el negocio de don Humberto Castilla Salas, en el cual se comerciaban artículos para oficina, papelería, productos fotográficos, y contaba con servicio de imprenta.
Por la década de los 90 del siglo pasado, el nuevo espacio de la Plaza de la Nueva Tlaxcala, hizo que desaparecieran los negocios de la parte trasera de Palacio de Gobierno, exactamente los ubicados en el cuadrángulo de las actuales calles de Juárez, Allende y Ocampo. Uno de los estos negocios, situado en la esquina de Allende y Ocampo, fue el café Arcasa, acrónimo de su propietario Armando Castilla Sánchez —también fundador de esta casa editorial—. Por muchos años el Arcasa resultó ser el lugar predilecto de políticos de café, donde fluían innumerables chismes, sinfín de mentiras y pocas verdades del ámbito político local.