El Viejo Estadio Saltillo: Un Inmueble Histórico de Nuestra Ciudad
por Ariel Gutiérrez Cabello
Desde el punto de vista histórico, es importante hablar de este estadio por los acontecimientos que ahí se dieron.
La construcción obedeció a la demanda de la ciudadanía de la época, por un lugar apropiado para la práctica de deportes. La respuesta del gobierno fue una robusta edificación sobre el terreno de lo que fue la finca del general Francisco Naranjo.
El inmueble se proyectó en la manzana que forman las calles de Ramos Arizpe, Salazar, Obregón y Colón, durante el mandato del entonces gobernador Jesús Valdés Sánchez y se inauguró el 14 de noviembre de 1937.
El recinto. rodeado de una altísima barda, siempre fue el “coco” de los jugadores de beisbol, ya que resultaba muy difícil pegar un cuadrangular. De cierto carácter monumental resultaba la entrada principal, que sobresalía varios metros más de la circundante barda y el terreno de juego estaba casi tres metros bajo el nivel de la calle.
La sobria fachada denota esbozos del estilo arquitectónico art déco, cuyas características principales distinguen la geometría dominante del cubo, la línea recta. La puerta principal consistía en una verja de buena hechura, la leyenda de Estadio Saltillo se podía ver en forma vertical en cada lado del acceso, en los extremos de la puerta dos taquillas con escaleras, estos elementos daban la bienvenida a los asistentes.
HECHO CON TODA LA MANO
Probablemente quienes lo construyeron pensaron que duraría muchos años, no fue así. La estructura de hormigón armado era suficiente para albergar cuatro mil personas en gradas, las cuales estaban dispuestas en ángulo de noventa grados. El techo, también de mampostería, cubría la extensión de la gradería, el campo de juego ni por asomo tuvo un metro cuadrado de césped, así que con un poco de viento se dejaban sentir terregales que bañaban de polvo a los espectadores.
FIESTA EN GRANDE
El programa inaugural fue maratónico, el festejo inició a las 10:00 horas del domingo 14 de noviembre. Iniciaron con el izamiento de la bandera, luego la entonación del himno del deporte a cargo del profesor Pedro Reyna. El discurso lo dio el diputado Vicente Dávila y la declaratoria inaugural el gobernador Valdés Sánchez.
Para entretener se tocó la marcha triunfal, seguido del desfile de deportistas acompañados por la banda de guerra de la entonces Escuela de Agricultura Antonio Narro.
Se desarrolló una tabla gimnástica por mil alumnos de diferentes escuelas y actuó además un orfeón de alumnos de la Escuela Normal.
Casi para concluir el evento, el lucimiento de los militares fue en el concurso de saltos de obstáculos a caballo por oficiales y tropa del 40 regimiento, cuerpo a las órdenes del general A. Zuno Hernández, y para concluir se cantó el Himno Nacional.
Para muchos el atractivo principal fue la serie de tres juegos beisbol, entre las novenas de los equipos de Agrario de México y los Alijadores de Tampico.
Hace unos días me puse a buscar datos sobre el estadio, la hemeroteca del Archivo Municipal de Saltillo tiene pocos ejemplares de los diarios editados en la década de los treinta del siglo pasado y decidí recurrir a una fuente secundaria de la historia, muy confiable, sostuve una entrevista y enriquecedora charla con mi hermano mayor Antonio.
Gracias a su privilegiada memoria y a su desarrollado sentido de observación, pude obtener muchos e interesantes datos sobre el estadio.
Reproduzco parte de esa conversación: “El Estadio Saltillo tuvo una característica especial, era multifuncional, cualquier tipo de evento: deportivo, social o político se llevaba a cabo ahí.
A mediados de los cincuenta estuve presente en muchos juegos de la Liga Intermedia de Futbol Americano, ahí jugaba el Ateneo, la Narro, el Tecnológico de Saltillo, el Tecnológico de Ciudad Madero, el Instituto Francés de La Laguna, entre otros” … y esto continúa la próxima semana en este espacio.
El añorado parque, donde ahora está una escuela, fue sede de todo lo imaginable
El presente relato es producto de la charla que sostuve con mi hermano mayor Antonio, reproduzco parte de esa conversación.
“El Estadio Saltillo tuvo una característica especial, era un lugar multi funcional, albergaba todo tipo de eventos; por la década de los años 60 del siglo pasado, estuve presente en muchos de los juegos de la Liga Intermedia de Futbol Americano, ahí jugaron los equipos del Ateneo Fuente, la Escuela de Agricultura Antonio Narro, hoy UAAAN, el Tecnológico de Saltillo y otros equipos que me tocó ver en partidos amistosos, fueron el Tecnológico de Ciudad Madero y el Instituto Francés de La Laguna, entre otros…
En el Estadio se jugaba beisbol más que otra cosa, fue sede de la Liga Otoñal y casa del equipo local los Vinateros del Club 45, patrocinados por la Compañía Vinícola de Saltillo. Entre las novenas rivales figuraban los Escoberos de Cadereyta, los Soderos de General Terán, Nuevo León, desde Texas venían a jugar los Gasolineros de Edinburgh, equipo que recibía patrocinio de la marca de gasolina Conoco. El equipo siempre a vencer era Trailers del Norte de Monterrey, auspiciado por Marcos Peña, dueño de Omnibuses Peña.
El equipo de los Vinateros arrastraba muchísima afición, quedó campeón en varias temporadas.
Casi siempre los lanzadores por el equipo local eran el norteamericano Julius Grant, quien llegó a jugar en la Liga Mexicana AAA y el pitcher originario de Ramos Arizpe, Margarito “El Pájaro” Flores. Es probable que el récord de victorias en ganados y perdidos de pitcheo de la Liga Otoñal, lo haya ostentado Julius Grant, con récord de 17 ganados y 0 perdidos.
El Estadio fue sede de otro circuito de beisbol, la Liga Profesional del Norte, ahí jugaban los Diablos Rojos de Saltillo, los Osos de Torreón, otro equipo de Guadalupe Victoria, Durango. De los Diablos de Saltillo recuerdo al famoso catcher de origen cubano Ángel Millar, fue un jugador que se distinguía; el primera base y manager del equipo fue Eduardo “Pecas” Serrano, vivía aquí en Saltillo, trabajaba en una mueblería llamada Amueblados Mercedes, en la esquina de Victoria y Obregón.
Otros eventos importantes fueron los encuentros de Box y Lucha Libre; tanto boxeadores como luchadores eran profesionales; los encuentros se desarrollaban puntualmente los jueves a las 21:15 horas. Recuerdo que antes de comenzar cada función, entre cada pelea cuando se trataba del box o en las caídas de la lucha, desde el sonido se dejaba escuchar la canción que decía… “tú, como piedra preciosa, como divina joya, valiosa de verdad”, era Gema, de Guicho Cisneros, interpretada por el trío Los Panchos, se tocaba no menos de unas 20 veces en cada función.
LOS ELIZONDO, AMANTES DEL VÉRTIGO
No podían faltar las carreras de motocicletas, donde los hermanos Cesáreo y Melchor Elizondo, de aquí de Saltillo, eran las grandes estrellas, los asistentes rara vez podían distinguir a detalle las incidencias de la carrera debido a las inmensas nubes de polvo que levantaban las ruidosas motocicletas, corrían en una especie de óvalo formado a todo lo largo y ancho del estadio, el cual en toda su historia jamás tuvo un metro cuadrado de césped.
Al Estadio Saltillo acudían alumnos de todas las escuelas; asistían a las ceremonias del Día de la Bandera, festivales del Día de las Madres, todo en un mismo lugar.
Se supo aprovechar muy bien por casi 30 años. En su lugar se encuentra hoy la secundaria Federico Berrueto Ramón.