La Leyenda de Bianca y su Hijo Perdido en el Parque de la Aurora

Por Sonia Pérez

En el Paraíso Parque Ecológico de Saltillo, que es mejor conocido como el Parque de la Aurora, es un lugar donde cada vigilante que llega cuenta la misma historia, una que incluso muchos vecinos confirman debido a que también lo han visto o escuchado, la leyenda de Bianca y su hijo perdido.

Todo inicio hace dos décadas, cuando dicho parque era uno de los más concurridos debido a su gran arbolado y su terreno, que permitía que las familias se sintieran cómodas y seguras en el sitio, sin embargo, este vivió una de las tragedias que mayor incógnita ha dejado hasta nuestros días y que sigue sin resolverse.

La historia cuenta que una madre de familia solía acudir a aquel parque en compañía de sus tres hijos, de 7, 5 y 3 años, dos varones y una niña, Bianca, quien así recuerdan el nombre de esta mamá, era una mujer que disfrutaba salir a jugar con sus hijos en el parque, haciendo costumbre las idas a divertirse.

Sin embargo, tras varias horas de juego con la pelota, jugar escondidas y a las atrapadas, la mujer notó que casi oscurecía, por lo que les pidió a sus hijos recoger sus cosas para retirarse a su hogar.

Una vez que terminaron de recoger, la madre se encaminó hacia la salida y fue ahí cuando su hijo de 5 años recordó haber olvidado su pelota, la cual había colocado bajo un robusto y alto árbol, por lo que corrió de nueva cuenta hacia el parque, Bianca retrocedió, pero nunca corrió, solo vio a su hijo desaparecer entre las sombras, pero eso no le preocupaba, ya que solo iba por la pelota y regresaría, mientras ella mantenía el paso lento junto a sus dos hijos.

La tragedia

Una vez que llegó al árbol de la entrada, donde hoy se encuentra el estacionamiento, Bianca no vio a su hijo Pablo, por lo que imagino que se encontraba alrededor, así que comenzó a llamarlo, gritó en varias ocasiones el nombre de su hijo, pero este no respondía y tampoco lograba verlo, por lo que su corazón comenzó a acelerar y la preocupación invadió su cuerpo, así que junto a sus dos hijos.

Sin soltarlos de las manos comenzó a recorrer el parque gritando una y otra vez Pablo, sin obtener una respuesta. Los hermanos también participaban buscando a su hermano, pasaron los minutos y el pequeño no aparecía, lo que alertó a otras familias que se encontraban en el parque y al guardia del lugar, quien al conocer la situación apoyó a la familia con la fallida búsqueda de dos horas, la madre estaba muy angustiada por lo que dio aviso a las autoridades, mismas que llegaron de inmediato al parque.

Una vez que llegaron al punto, la mujer dio santo y seña de lo ocurrido, sin embargo, la noche ya había llegado, por lo que la policía puso en marcha la búsqueda con lámparas y equipo necesario para buscar en esas condiciones al pequeño. Pasaron dos horas y los oficiales les parecía extraño que el menor no se encontrara, cuestionaron al vigilante y este confirmó que los únicos en salir tras el aviso de la señora habían sido dos familias con cuatro niños, esto extraño aún más a los oficiales encargados de la búsqueda, por lo que iniciaron investigaciones con los vecinos sin éxito alguno, y tras una larga y fallida noche, todos se retiraron del sitio excepto Bianca quien le pidió a su madre, abuela de los niños, se los llevara a su casa.

No abandona a su hijo

Bianca pasó el resto de la noche en el parque, nunca dejó de gritar Pablo y sollozar, al mismo tiempo, la mujer se adentró al oscuro parque y dio vueltas, gritando desgarradamente el nombre de su hijo.

Al día siguiente las autoridades regresaron y de nueva cuenta buscaron, pero nada se encontró, por lo que se abrió una carpeta de investigación y se solicitó el apoyo de la población para buscar al menor, los días pasaron y Bianca regresaba al parque, lloraba junto al árbol donde supuestamente estaría su hijo con su pelota, así pasaron tres años y Bianca no dejaba de ir, incluso cuando el lugar era cerrado y nadie le decía nada pues se compadecían de su dolor.

Unos años más pasaron

Las autoridades olvidaron el caso y Bianca dejó de ir, por lo que uno de los vecinos le dio curiosidad aquel caso tan sonado de aquellos años, por lo que pidió ver la carpeta de investigación.

Al revisarlo, se dio cuenta de que la mujer tenía de apellido De la Luna, y que el domicilio que había proporcionado había sido un terreno baldío a unas calles del parque, ahí mismo en la Aurora, por lo que empezó a preguntar entre los vecinos si alguien conocía a la desdichada mujer. Sin embargo, ningún vecino dijo reconocerla, eso aumento la curiosidad del joven Gustavo, quien siempre soñó con ser detective, así que, después de una ardua búsqueda, logró obtener los nombre de los otros hijos de Bianca, Adolfo y Ernestina Cortes Flores.

Cuál fue su sorpresa al descubrir que los niños en efecto habían existido y su madre también correspondía a Bianca, pero algo de lo que nadie se había percatado es que esa mujer y sus niños habían fallecido hace 40 años y el domicilio que había proporcionado la mujer era correcto, ella había vivido en aquel lote baldío cuando hace 42 años se había incendiado su domicilio, en el cual no lograron salir vivos y al no contar con algún familiar, el lugar fue derrumbado y limpiado.

Lo que nunca quedó claro es que el niño que supuestamente se perdió no era hijo de Bianca, por lo que los vecinos de La Aurora suponen que fue un espectro de cuál ella mismos adoptó en el más allá.

Algunos vecinos cerca del parque dicen escuchar los gritos de Bianca gritando el nombre de Pablo, en su infinita búsqueda de aquel niño que perdió ya en el otro mundo.

Publicada en el Diario de Coahuila (8 Abril 2022)