A espaldas de la Catedral de Santiago, se encuentra una vieja casona construida en 1627, la cual alberga en la actualidad las oficinas del Instituto Nacional de Antropologรญa e Historia y Cรกritas de Catedral.
Por muchos aรฑos fue conocida como โLa casa de los espantosโ, asรญ la llama don Josรฉ Garcรญa Rodrรญguez, emblemรกtico escritor y poeta saltillense de la primera mitad del siglo 20, pues los espรญritus recorrรญan las habitaciones, haciendo crujir la madera del suelo, moviendo obejetos, sus voces se escuchaban por todo el vecindario, puertas y ventanas se azotaban sin importar si era de noche o de dรญa.
Cuenta la leyenda que dos amigos presenciaron los hechos que se narran a continuaciรณn.
Uno de ellos intentaba rentarla y no se decidรญa debido a los rumores del vecindario, referentes a ruidos y vientos extraรฑos y fantasmales, como de otro mundo, que se oรญan en la vieja y destartalada vivienda abandonada desde hacรญa tiempo.
Habรญa escasez de casas de renta, y ante la necesidad de un lugar donde vivir y las serias dudas que tenรญa aquel amigo, el otro, que era bastante escรฉptico en los menesteres relativos al mรกs allรก, le propuso dormir en la casa vacรญa por algunas noches para confirmar por sรญ mismos la verdad o la mentira de los rumores.
La primera noche se instalaron en uno de los aposentos del segundo piso y se pusieron a jugar ajedrez. A las 12 de la noche oyeron el aullido largo y lastimero de un perro, el fuerte golpe del azote de una ventana interior y un espantoso crujir de maderas rotas.
Al mismo tiempo sintieron una rรกfaga de aire helado que les calรณ hasta los huesos, no obstante que todas las puertas y ventanas estaban cerradas. Muertos de miedo, se acercaron a un cuarto donde se veรญa luz.
Allรญ presenciaron esta escena: una estancia amueblada con severidad, pero lujosamente, y una joven y bella mujer (doรฑa Leonor) que escribรญa silenciosamente sobre un escritorio y de vez en cuando mecรญa una cuna a su lado.
Sigilosamente, apareciรณ un mozo de gallarda presencia (don Gonzalo), quien asegurรณ a la dama que no tenรญa mรกs intenciรณn que verla durante un instante, antes de partir muy lejos, para siempre. Sorprendida, ella le reclama su presencia en su habitaciรณn, cuando llega su esposo don Pedro, y estalla en celos.
Los dos se baten a duelo, don Pedro mata a don Gonzalo, apuรฑala a su propio hijo y a su mujer, y con ayuda de un criado, los empareda en un muro del mismo aposento.
Al dรญa siguiente, el par de intrigados amigos abriรณ el muro y encontrรณ los cadรกveres. Entre ellos estaba la carta que escribรญa la dama y que dejaba totalmente clara su inocencia. Con la cristiana sepultura de los cuerpos, desaparecieron de la casa los extraรฑos ruidos y los desafiantes vientos.
Desde entonces, las รกnimas descansaron y dejaron de aparecer en la casona.