Texto de Oziel Montañez
(1967-1972)
En recordar ya como ansias y pretendo al escribir, de esa época describir Saltillo y sus circunstancias.
Una población flotante, era común observar, con gente de otro lugar, gringas y tanto estudiante.
Los estudiantes de fuera, tenían sana convivencia, en las casas de asistencia que abundaban por doquiera.
Siempre en punto de las siete, el desayuno sabroso, Chocolate o Café Oso, o Estrella Cincuenta y siete.
De La Reina o la Huasteca, nuestro pan de cada día, de El Radio Panadería, de La Crema o La Chontalpa
Y las tortillas de harina, de El Fénix, tenían que ser, temprano, al amanecer, se hacían en toda cocina.
Al Ateneo presurosos llegábamos en camión, el “ Legendario Obregón” que abordábamos ansiosos.
El Azul y otros camiones, según el que les platica, era el Juárez, La Perica, Zarco, Cinsa y el Panteones.
Se escuchaba el Rock and Roll y el domingo Victoriando, en la Alameda paseando con las Gringas dando el rol.
En misa dominical Iglesias clásicas eran: San Francisco, San Esteban San Juan y la Catedral.
Para hallar tranquilidad, en la Iglesia del Calvario Ojo de Agua, o el Santuario, La Luz y la Trinidad.
Había para el cine espacio, programación divertida ofrecía el Cine Florida o aquel Cinema Palacio.
Para un público sencillo y con proyección muy buena, Cine Royal, Cine Elena, y el viejo Cine Saltillo.
Plaza de Armas el lugar en noche serenatera, acudíamos en espera de una chica conquistar.
Emblemáticos lugares el Teatro García Carrillo, el Casino de Saltillo, y antiguo Mercado Juárez.
El Palacio de Gobierno con fachada original, y el Palacio municipal era un caserón alterno.
Grandioso edificio al ver Banco y Hotel de Coahuila, gente torpe lo aniquila, sus muros vimos caer.
Aquel Estadio Saltillo, para el deporte era cita y aquella Plaza Armillita, al toreo le daba brillo
Escuelas con calidad de nivel profesional: La Narro, el Tec., la Normal y las de la Universidad.
La Anexa, una tradición, Col Mex, Tipo y Centenario, La Coahuila, el Seminario, Miguel López, y Obregón.
Secundaria del Estado, La Narváez, La Federal, Vicente Suárez, el cual, fuera famoso internado.
Los Colegios con su sello: El Saltillense, un baluarte, Nicolás Bravo, el Plancarte, Roberts y el María Cabello.
Academias con perfil: La Coahuila, La Gabino, La Isaac Pitman, bien atino, y la industrial Femenil.
En aquel Saltillo de antes, sus artistas populares: Vianey y Pipo Linares, Mario Saucedo y cantantes.
De los tríos que eran típicos: el Trío Mayab, El Social, El Íntimo, El Señorial y aquel Trío de Los Químicos
En la casa y el transporte, en la calle, en cada esquina, se oía el Compadre Medina, en la radio “Arriba el Norte”
En radio dejaron rastro los locutores de ayer: El Tío Bucho, Ruiz Schubert, Garibay y López Castro.
Ídolos de aquel pasado: El Chango Vélez, ciclista, Zurdo Galván, Pugilista y en lucha El Zorro Plateado.
Personajes especiales que Saltillo dio apapachos: Corpus, Adrián, Ma. Liachos, Julio, Arteaguita y más tales.
Casa Blanca el Ingeniero, Barata, el de mala hablada, Las Piojosas, La Pintada, El Gilito y El Yerbero.
En bailes de celebración: Henry Segovia y los grandes, Grajeda, Lorenzo Hernández, Las Ánimas y Larry Chón.
Se bailó en el Club de Leones y en los Bailes de la Acuña, bañadas y pintadas de uña, muchachas había montones.
En Obreros del Progreso o en El Cinsa echando brinco, bailé en Zarco de Artesanos con la Club Cuarenta y cinco.
Y hablando de buena fonda: El San Luis, El Principal, El Saltillo, nada mal, y el Gema, allá en el Rotonda.
Frecuentados por la raza: Las Coquetas, Café Viena, Guacamaya, Café Tena El Élite y el Arcasa.
Hoteles había a escoger: ¿Familia o persona sola? El Arizpe, El Urdiñola, Poza Rica y el Premier.
Para dormir como reyes: Motel Estrella, el de El Paso, El Morillo, o en su caso, El Huizache o Los Magueyes.
Y el reposo del turista extranjero o nacional, lo hallaba en Camino Real o en el Motel Sierra Vista.
Comercios de todo había: como Pedro G. González, Ampelio Sánchez Morales y Manuel J García.
PH, Casa Cabello, Joyería Vázquez, La Suiza, vivíamos en paz, sin prisa, disfrutando de lo bello.
Foto estudios, plan sencillo, a color o blanco y negro: La Sánchez, La Montenegro, Carmona, Narro y Carrillo.
Libros, cuadernos y afines, era una compra forzosa, en Librería Zaragoza o en la Librería Martínez.
Con surtido de soporte y una atención especial, Ferretera Nacional, La Sieber y la del Norte.
Muebles Modernos Saltillo, Eléctrica y Novedades, de mueblerías variedades, cómodas para el bolsillo.
De boticas no te olvides, La Universal, a buen precio entre otras la Botica Recio, La Pasteur, y Benavides.
Para surtir los hogares de los abarrotes varios, en las Tiendas de los barrios y en Bodegas Populares.
Y en ropa para la ocasión: Chicuicuis, Casa Chalita, Las tres “B”, o en La Tiendita y en Camisería de León.
Tela o casimir inglés, Telas Aguirre ofrecía, también las tenía García, Casa Ochoa y Casa Valdés.
Con la moda no había enredo, sólo para ricachones: Casa Jack, o Selecciones London y Casa Laredo.
En calzado hacían historia: La Rodríguez, y mejores, La Valenciana y la Flores y Zapatería Victoria.
De estilos gran variedad, para un gusto no muy fino, Zapaterías Aladino, Del Centro y La Canadá.
El empleo nunca faltaba, en Harvester o en la Cinsa, en Zincamex o Cifunsa, o en Moto Islo encontraba
Los servicios de hospital: el del sector ferroviario, Cruz Roja, el Universitario, ISSSTE y Seguro Social.
Los años pronto han pasado, de aquellas viejas vivencias nos quedaron experiencia y que el tiempo no ha borrado.
De aquel Saltillo y su gente, mil cosas hay por contar, yo aquí le voy a cortar las demás quedan pendientes.