por Daniel Valdéz
En los días cercanos al aniversario del trenazo de Saltillo, que es el 5 de octubre, es cuando comienzan a correr diferentes relatos sobre apariciones de fantasmas de las personas que padecieron en aquella tragedia.
Las historias viajan desde el Centro Histórico hasta la zona donde ocurrió el accidente, poniendo de punta los cabellos de todo aquel que las escuche.
La tragedia ocurrió en el sitio conocido como Puente Moreno, que en 1972 era una zona despoblada, pero actualmente hay personas ya habitando el lugar, quienes dan cuenta de la presencia de las almas de quienes perdieron la vida en donde ahora es su casa.
El relato que hoy nos ocupa tiene que ver con un niño que espera al tren de pasajeros, para continuar el viaje junto con su mamá y otros familiares.
Al menos, ese es el comentario de las personas de quienes se han topado con uno de los fantasmas de las víctimas que dejó el trenazo.
La novatada
En el caso particular de este “angelito”, se cuenta que uno de los vigilantes de la actual empresa ferroviaria Kansas City Southern fue testigo de esta aparición.
Menelik Ovando tenía un par de meses de haber llegado a Saltillo, en los primeros meses del año 2000, proveniente de Veracruz, y su primer empleo fue como vigilante de esa empresa de ferrocarriles.
Sus compañeros, de más antigüedad, le dieron la encomienda de caminar 5 kilómetros diarios (ida y vuelta), desde la antigua estación de ferrocarril, para garantizar que no hubiera problemas y riesgo de que migrantes se subieran al tren.
Con el paso del tiempo, “El Menel”, como lo llamaban, supo que se trató de una novatada de sus compañeros ferrocarrileros, porque ellos sabían de la presencia de “mucha energía” en la zona de Puente Moreno.
En su caso particular y con la ignorancia del antecedente de la tragedia, hacía sus recorridos nocturnos, pues en sus primeras semanas de trabajo le asignaron el tercer turno, de 11:30 a 6:00 de la mañana.
Fue en uno de esos recorridos, en los que se encontró con lo que ahora se conoce como el fantasma del niño del trenazo y con toda naturalidad y mucha amabilidad trató de ayudarlo.
Escucha un llanto
Como tenía poco tiempo de haber llegado a Saltillo, desconocía el antecedente de la tragedia en Puente Moreno y fue justamente en este lugar, donde la tranquilidad de la madrugada se rompió con el llanto de un niño, a un lado de las vías.
El sitio estaba desolado, por lo que le resultó extraño ver a un pequeño en ese lugar y al ofrecer la ayuda, el guardia de seguridad le preguntó si estaba extraviado o vivía en alguna colonia cercana.
La respuesta del niño fue que estaba esperando a su mamá, que venía en el tren de pasajeros y que ella le dijo que ahí lo esperara, porque iba a regresar por él.
El desconcierto del vigilante fue mayor y su única respuesta fue decirle que lo acompañara a la estación de ferrocarril, para buscar ayuda y así encontrar a su mamá.
Como el vigilante provenía de Veracruz y era su primera ocasión que trabajaba en una empresa ferroviaria, desconocía que ya no funcionaba el tren de pasajeros.
Se desvanece
Durante varios metros caminaron con rumbo a la estación, en medio del llanto del niño y sus esfuerzos inútiles para calmarlo. Fue en la mitad del Puente Moreno cuando dejó de escucharlo y eso lo tranquilizó, pero grande fue su sorpresa que al terminar el trayecto de ese arroyo, el niño ya no estaba y tampoco se escuchaban sus lamentos, a pesar de que en esa madrugada reinaba el silencio.
Lo buscó durante varios minutos y al no encontrarlo siguió su camino de regreso a la estación y ahí comentó los hechos con sus compañeros ferrocarrileros.
En ese momento supo que ya habían pasado varios años de que no funcionaba el tren de pasajeros y también le contaron de la tragedia que ocurrió en 1972.
Publicado en el Diario de Coahuila