La Leyenda del Internado Vicente Suárez en Saltillo
Por Sonia Pérez
Hace muchos años este edificio fue un internado de niños. La leyenda dice que en ese tiempo se registró el fallecimiento de una pequeña, pero hoy, por las noches, cuando el bullicio de las oficinas se ha ido, viene y se manifiesta.
La Secretaría de Educación de Coahuila se encuentra en un inmueble antiguo, de largos pasillos y dos alas que cuentan con numerosas oficinas. De 1926 a 1928 fue el Seminario Teológico Bautista Mexicano; posteriormente, hasta 1935, fue una preparatoria.
Pero la leyenda que ahora atemoriza al personal de vigilancia que cuida las instalaciones durante la noche, nació cuando funcionó como el internado Hijos del Ejército Vicente Suárez, a principios de la década de 1940 y hasta finales del siglo 20, tras lo cual estuvo un tiempo abandonado.
Siendo internado, dicen, falleció en ese lugar una niña; la historia que va de boca en boca asegura que murió ahogada en una cisterna, pues en ese lugar se albergaba de todo, incluso había una panadería.
Y es que el miedo que sienten los trabajadores de la SEDU, principalmente en el ala A de ese viejo edificio, no es en balde.
La niña llegó a reclamar su espacio, dicen, desde que Óscar Pimentel, como secretario de Educación, habilitó nuevamente este edificio abandonado para convertirlo en parte de las oficinas de la dependencia estatal.
Son los vigilantes de la Secretaría los que, a través de la oscuridad y en medio de las palmeras, han visto y oído a esa niña, que camina con desparpajo en el patio de esas instalaciones.
Otros tantos cuentan que, incluso, estando adentro de las oficinas, ven a la niña caminando, como si conociera a la perfección ese edificio de altos muros, arcos y paredes.
PASA SIN PISAR EL SUELO
Son pocos los trabajadores que se atreven a quedarse a trabajar de noche, pues los ruidos en la planta alta no dejan de percibirse. Lo mismo se escucha como se abren y cierran las puertas, que un ruido semejante al que hacen los muebles cuando son arrastrados.
Pero eso no es todo, allí, en medio de los troncos de las palmeras, aparece una mujer “volando”; y aseguran que vuela porque va flotando en el aire, sin pisar el suelo.
EL ESCENARIO PERFECTO
Hasta ahora nadie ha señalado que esas sombras, espíritus o como se llamen, hayan intentado hablar con ellos o que los hayan tocado. Sin embargo, la posibilidad de solo verlos o escucharlos rondando el edificio atemoriza a los trabajadores cuando estas instalaciones van quedando vacías.
La soledad, el aislamiento, el viento que cruza a través de las ramas y la antigüedad del inmueble se conjugan como un marco perfecto para que estos fantasmas lleguen por las noches a interactuar con los vivos.
Publicada en el Diario de Coahuila (22 Abril 2021)