La Leyenda de la Taconera de Saltillo

Cuenta la historia que una joven muy bella e inteligente vivía junto con su madre en la ciudad de SaltilloCoahuila, cerca de las calles de Bravo y Juárez, la muchacha era muy conocida por su amabilidad, belleza y por estar siempre al pendiente de su madre enferma, una señora ya grande de edad y muy conocida entre los vecinos.

La señora estaba muy enferma y tenía la necesidad de ser atendida para recibir sus medicinas y tratamientos, cosa que sólo lo hacía su hija, misma que se dedicaba en cuerpo y alma durante todo el día.

Sin embargo, durante las noches, la joven se transformaba, solía vestirse de forma elegante, se arreglaba y salía de fiesta con sus flamantes tacones, mismos que la distinguían cuando caminaba entre las calles de Saltillo. Los vecinos aseguraban que no salía de fiesta, sino con su amante, para el caso daba lo mismo, desaparecía por las noches y no volvía sino hasta el otro día, mientras caminaba, el sonido de sus pasos era inconfundible, por esa razón le apodaron “La Taconera”.

La rutina diaria de la joven y su madre no cambió por mucho tiempo, hasta que un día, en una de tantas salidas nocturnas, La Taconera al regresar no escuchó ruidos de su madre, ni cuando la llamó, al acercarse se percató que ya había fallecido, lo que le produjo un gran dolor y culpa, al creer que por su culpa había muerto mientras ella se ausentó por irse de fiesta.

Fue tal la tristeza y la soledad que le produjo esa culpa, que salió a la calle buscando la muerte, pensando que encontraría el perdón en su sacrificio, y sin más que pensar, esperó al primer auto que pasó sobre la avenida y se lanzó frente a él, lo que le produjo la muerte instantánea.

La historia parecía que había llegado a su fin, sin embargo, durante algunas noches en esas calles de Bravo y Juárez, vecinos comenzaron a escuchar el sonido de los tacones, justo en la misma ruta que caminaba La Taconera, y cuando salían a ver quién era, no había nadie.

Los lugareños dicen que si La Taconera se te aparece, escucharás el sonido de sus pasos y de la nada saldrá el espectro de una mujer con el rostro deforme, tratando de asustarte para que saltes a la avenida, justo en el momento en el que pase un auto, para que mueras de la misma forma que ella.

Fuente: El Heraldo de México